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Tal y como hemos comentado en otros artículos, la ansiedad y la depresión pueden confundirse, debido a que los cuadros pueden parecer similares. Ahora bien, ansiedad y depresión no tiene por qué ser lo mismo, como pudimos ver aquí.

Sin embargo, pueden ser dos patologías perfectamente compatibles. Es más, hay ocasiones en las que ambas constituyen un trastorno bien reconocido dentro de la salud mental. Hablamos del trastorno ansioso depresivo.

Qué es el Trastorno Ansioso Depresivo

El trastorno ansioso depresivo es una patología en la que se combinan, a partes, iguales, los síntomas propios de la ansiedad y de la depresión. Dentro de los trastornos psicológicos, el trastorno ansioso es el más común dentro de la población, seguido de la depresión.

En muchas ocasiones, la ansiedad persistente durante un tiempo prolongado puede finalizar en síntomas vinculados a la depresión. En el caso del trastorno ansioso depresivo, aparecen los síntomas al mismo tiempo, por lo que solo un profesional puede realizar un diagnóstico certero.

Síntomas del Trastorno Ansioso Depresivo

De forma resumida, se podría decir que ansiedad y depresión comparten aspectos como la baja autoestima de aquel que la padece y lo que conlleva, como la incapacidad de establecer objetivos vitales claros. Asimismo, tanto la ansiedad como la depresión implican síntomas comunes como el bajo estado de autónomo, irritabilidad y sensaciones de culpabilidad.

Por otro lado, las diferencias entre ambos trastornos residen por un lado en la hiperactivación, más habitual en la ansiedad y donde se produce una sobreexcitación ante acontecimientos que están por venir. La depresión, por su parte, se caracteriza por la falta de energía.

Sabiendo todo esto podemos ver que, dentro de los síntomas del trastorno ansioso depresivo, podemos encontrar una menor dosis de hiperactivación que aquellos que solo padecen ansiedad y una menor fatiga que aquellos que padecen episodios depresivos mayores.

El cóctel de síntomas que se pueden aunar dentro de este trastorno son las dificultades de concentración o los trastornos del sueño. La angustia se mezcla con la anhedonia, la tensión o la irritabilidad. Otros de los síntomas más claros son las taquicardias, los temblores o las molestias intestinales, así como la pérdida de la libido o, en los casos más graves, ideas o actos suicidas.

Tratamiento del Trastorno Ansioso Depresivo

El problema del trastorno ansioso depresivo reside en que, a pesar del notable deterioro que puede suponer, muchas personas tienden a pensar que o no es grave o que va a ser algo pasajero. El problema es que si persiste muchos pacientes llegan tras haber pasado por este malestar durante demasiadas semanas.

Una vez el paciente ha decidido tomar cartas en el asunto, debería de ponerse en manos de un especialista, como es lógico.

El tratamiento más eficaz para el trastorno ansioso depresivo es la terapia cognitiva conductual.  Esta terapia tiene como objeto aprender a regular los niveles de ansiedad ante las situaciones que más le angustian, y retomar actividades previas a estos episodios y que le resultaban placenteras. Para ello, se implementan técnicas de relajación para mejorar el estado de ánimo.

Dentro de la terapia, como no podía ser de otra manera, no deben de faltar las explicaciones del terapeuta sobre qué es lo que le sucede al paciente. Al fin y al cabo, lo que se busca es realizar una reconfiguración cognitiva  con el que cambiar ciertas creencias o pensamientos predeterminados por otros que sean más adaptativos. Puedes saber más sobre nuestros tratamientos para la depresión aquí.

En los casos en los que se requiera de medicación, la inclusión de fármacos como inhibidores de la recaptación de la serotonina puede ser de gran utilidad para poder controlar los síntomas depresivos.

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