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LA CAMISA DEL HOMBRE FELIZ 
Erase una vez en un lejano país un Rey que no era feliz. Compraba las especias más exquisitas de Oriente, se vestía con los paños más finos, comía los manjares más deliciosos y… no era feliz. Los consejeros del reino buscaban y buscaban entre lo más bello, lo más caro y único del planeta, aquello que pudiera hacerle sentir satisfecho de la vida y, por más que le ponían regalos a sus pies, el rey era incapaz de sentirse en paz consigo mismo. 
Un día llego un rumor: en el reino había un hombre que decía que era inmensamente feliz. Busquemos su camisa – dijeron los consejeros – un hombre feliz sin duda llevará una camisa espléndida, digna de su dicha. Buscaron y buscaron por aldeas y pueblos sin hallarlo, hasta que un día encontraron en un paraje remoto y escondido a un aldeano que les indicó que el conocía a ese hombre y que era realmente feliz. 
El Rey acudió con todo su séquito y la guardia prendió al hombre y lo llevo ante el Rey. 
Este le preguntó 
-Eres realmente feliz? 
– Si majestad, contesto el hombre asombrado de que el Rey se ocupara de su felicidad. 
-Entonces ¡Dame tu camisa ¡, le exigió el Rey . 
– Disculpe Majestad. Soy cabrero y vago todo el año por los pastos y montes con mi rebaño. En verano hace calor y no necesito camisa, en invierno me cubro con una suave manta de lana de oveja y no necesito camisa. 
El Rey y sus cortesanos asombrados comprobaron que aquello era cierto. Efectivamente, el que así hablaba no llevaba camisa y sin embargo ¡era feliz!.
 ———————— CONSUMISMO 
Deseamos estar a la moda y sufrimos cuando no podemos adquirir algo que anuncian en la tele o que lleva nuestro compañero o compañera de clase. Queremos comprar el respeto de amigos con nuestras marcas de ropa o zapatos. Nos sentimos bien cuando tenemos y mal porque queremos tener más. Aprendemos a ser infelices o felices según el dinero de la paga. Estamos seducidos por el mundo del tener o, lo que es lo mismo, por la sociedad de consumo. Ahora incluso los llamados alternativos son de diseño. La apariencia, la imagen es lo que cuenta. 
Quizás has pensado que la Navidad es una buena ocasión para comprar y sentirte mejor, más querido, valioso… Pero pregúntate qué es lo que realmente necesitas. Tal vez tus padres te compren de todo, pero, por otro lado, sientes que no se preocupan por ti, que no os comunicáis. O, quizás, quieras regalar a tu pareja algo caro para que te quiera más o porque os peleáis mucho. Puede ocurrir que te sientas solo o sola y quieras comprar amistad invitando a los demás, o pienses que vistiéndote con las mejores marcas te sentirás más seguro o segura. No se trata de que vayas por el mundo sin camisa, pero tampoco debes pensar que para que los demás te tengan en cuenta es indispensable estar a la última. 
Te proponemos que descubras que no es necesario tener o aparentar, acércate a la gente porque te transmiten buena onda o porque te ríes con ellos y no por la imagen que tienen, porque te escuchan y tu los escuchas, pide a tus padres que te vayan a ver a un partido o te dediquen tiempo y no dinero. Cuando veas la tele o las series que más te gustan ¡que no te engañen! La tele es ficción ¡nadie necesita ir a clase de revista de moda y peluquería para tener amigos 
¡. Plantéate un consumo alternativo, comprar sí pero… sabiendo que no por tener más, gastar más, invitar más, vestir más, serás más… demuestra que estás por encima de las modas y que ¡¡¡ puedes ser feliz !!! 
Elisa Múgica y Rosana Bellosta.

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